LOS CHICAHUALES O LA FUERZA DE LA PAZ Y LA RECONCILIACIÓN


Galería Urbana UAA, Av. Universidad, casi esquina con Av. Guadalupe González

En exhibición: septiembre - noviembre 2022


Una mirada a “Los Chicahuales o la fuerza de la Paz y la Reconciliación”, de Fernando Franco Sevilla

A Fernando Franco Sevilla (Aguascalientes, Aguascalientes, 1962) le gusta la fiesta. Mucho. Se empeña en capturar con su cámara celebraciones, ceremonias, rituales y grandes y pequeños acontecimientos. Sale a las calles en busca de ellos, para registrarlos y después mostrarlos para que podamos ver mejor cómo somos. Afirmaba Susan Sontag, una de las más agudas estudiosas del quehacer fotográfico: “La mayor vocación de la fotografía es explicar el hombre al hombre”. Hoy podríamos atrevernos a matizar su expresión y añadir: y a la mujer a la mujer.

Profesional de la fotografía –es decir, un individuo que ha aprovechado todas las oportunidades que le ha dado la vida para registrar instantes con la cámara que suele cargar al hombro-, a sus casi 60 años de edad Franco le ha dedicado más de 40 a un obstinado ejercicio que se alimentó de estudios universitarios, labores en redacciones de importantes medios de comunicación, responsabilidades gráficas en instituciones gubernamentales, repaso de libros y exposiciones y, sobre todo, de una mirada ávida y un curioso e insaciable deambular por las calles de muchas ciudades de aquí y más allá de nuestras fronteras.

A Franco le gusta la fiesta, sí. Y eso se ilustra a satisfacción en “Los Chicahuales o la fuerza de la Paz y la Reconciliación”. Cultiva el gusto y la capacidad de registrar –también podría decirse testimoniar- las múltiples festividades, celebraciones populares y tradiciones que por fortuna perviven en múltiples puntos de la República Mexicana y que constituyen su rico patrimonio inmaterial. Por eso ha fotografiado por años la cinética, gozosa y colorida Guelaguetza oaxaqueña; y por lo mismo, orgulloso hidrocálido, viene haciendo lo propio, desde hace tiempo, con la Feria de los Chicahuales en Jesús María, Aguascalientes.

Franco sabe de las raíces y los significados; también de las tradiciones que cruzaron océanos. Y del sincretismo, esa hibridación o amalgama de dos o más tradiciones culturales. En esas batallas entre moros y cristianos (unos con sus caretas oscuras y otros blancas) no solo aprecia la convicción, el valor y la verdad representada en el choque de espadas; también la ulterior paz y la concordia, el sueño de la convivencia en la diversidad hecho realidad. Y eso nos sigue diciendo mucho en la segunda década del siglo XXI.

En esa tradición que se renueva año con año, el artista también es capaz de atisbar los detalles cotidianos: el niño que capta el mundo con su teléfono celular; el policía que conversa con un gallardo chicahual; el combatiente que, cumplida la sagrada misión, se retira a casa con la dueña de su corazón, quien empuja una carreola.

Así sea en el Mundial de Futbol México 86, en las visitas del papa Juan Pablo II al continente americano, en los funerales del emperador Hiroito en Japón, o en la escenificación de The Wall de Pink Floyd tras la caída del Muro de Berlín, Franco siempre observa con respeto e interés. Para él, nada de lo que acontece en el mundo es irrelevante. Por eso también resulta reveladora su elección del blanco y negro para registrar durante un lustro la Feria de los Chicahuales. “El blanco y negro –aventura- hace que las fotografías aspiren a un sentido más histórico y periodístico.” Lo expresa alguien con sangre de fotorreportero, forjado en el diario unomásuno y después con importantes responsabilidades en El Nacional y la agencia Notimex. “La fotografía en blanco y negro –abunda el expositor- despoja del ‘adorno’ a las escenas que observamos; nos muestra el mundo tal como es. Me atrevería a decir que hasta es capaz de revelarnos parte del alma de lo fotografiado.”

Haga el público la parte que le corresponde en el acto fotográfico. Obséquiele a cada una de estas imágenes la atención que merece. Verá al otro, a los otros, pero también a sí mismo, a su pueblo y sus tradiciones, ésas que se defienden como pueden de los ventarrones de lo nuevo. Bien vistas, las impresiones de esta selección retribuyen revelaciones de distinto grado. Escribía la ya citada Sontag: “No es del todo erróneo afirmar que no existe una mala fotografía, sino solo fotografías menos interesantes, menos relevantes, menos misteriosas.” Las de Fernando Franco Sevilla son notables y desde su aparente silencio en blanco y negro nos cuentan puñados de historias en voz alta.

- Ernesto Flores Vega

Fotografía

Fernando Franco Sevilla

Como fotógrafo independiente, de diciembre 2016 a la fecha, se ha concentrado en seguir desarrollando su proyecto personal de registro de las manifestaciones culturales producto del sincretismo en México, sobre todo en Aguascalientes, Michoacán, Morelos y Oaxaca.

Colabora eventualmente para las empresas Frigorizados La Huerta, Hotel Marriot Aguascalientes, Casa Sauza, Comunidad Educativa Evergreen, Little Kickers, Transformación y Transporte S.A. de C.V. –

Fue fotógrafo Oficial del Gobernador del Estado de Oaxaca 2010 - 2016.

Contratado por la Comisión Federal de Electricidad para fotografiar sus proyectos de generación de energía sustentable y de protección a especies en peligro de extinción en México y elaborar libro y exposición fotográfica para conmemorar el 75 Aniversario de su creación. Marzo 2012 –

Fotógrafo independiente desde finales de los 90’s

Asesor en el desarrollo del área de fotografía de la Agencia Notimex y Coordinador de la misma a finales de los ‘90s (un año) y enviado especial de la agencia para cubrir la visita de su Santidad Juan Pablo II a la Habana, Cuba en enero 1998, entre otras.